-¿Abuelo?- preguntó Matías- ¿en serio tenés
un sombreo mágico?
-Sí- respondió Atilio, es mágico porque
guarda historias y recuerdos de
tranvías.
-¿Los tiene escondidos?
-Están escondidos en mi corazón, él los
revive cada vez que lo acaricio.
-Contáme abuelo, Contáme por favor.
-Todos los días, a la misma hora, mi sombrero
y yo tomábamos el tranvía. Pedro Goyena y José María Moreno, esa era la
esquina.
.
Pasaba
Antonio, el lechero, iba haciendo su reparto, Belinda la yegua, tiraba el carro
prolijito, bien pintado y fileteado .Alimentada, cuidada, con adornos en su
cabeza, el animal era el orgullo de aquél famoso lechero .Épocas de respeto y
buen trato, de reuniones familiares. Los domingos infaltables las pastas
siempre caseras, las mujeres elegantes,
con ondas arreglaban su pelo, y los hombres distinguidos caballeros de
sombrero.
.
Las familias impecables no faltaban al
almuerzo .Las abuelas se ponían delantales, con bordados hechos a mano. Los
abuelos con sus pipas, esperaban al hielero.
.
Las niñas con vestiditos de organiza,
zapatitos con tiritas, y moños en su cabeza, jugaban a la ronda y también a la
rayuela.
.
Los varones pantaloncitos con tiradores, bien
cargados los bolsillos de bolitas, ensuciaban sus rodillas tirándose por el
suelo.
.
Los mayores entretenidos en concursos de
balero.
.
-¡Abuelo!- insistió Matías- ¿que pasó con el
tranvía?
-Me entusiasmé con el recuerdo,- dijo
sonriendo Atilio. Se esperaba en el refugio, lento, majestuoso, el tranvía
aparecía. Se subía por atrás, las damas siempre primero, el motorman lo
manejaba con esmero, el guarda te vendía el boleto.
.
Los asientos impecables de lustrada madera,
no había ningún distraído para ceder el asiento. Cuando alguien iba a bajar se
tiraba de una cuerda, el clin-clin- te despertaba, porque viajar en tranvía,
Matías, eso era un sueño, sin humo, ni bocinazos, sin carreras, siempre lento.
.
El vigilante desde su garita, tocaba pito
para dirigir el tránsito. Todo era correcto.
.
-¿Y por qué no vuelve el tranvía?
-Porque cambiaron las épocas, vos viajás en
auto último modelo, tus juegos son electrónicos, computadoras, videos,
celulares todo el día. ¡No está mal!, es el avance, pero también trajo el
ruido, el apuro, el desencuentro, ¿adonde va la humanidad?, sin códigos y sin
respeto.
.
Pero no importa Matías, vos nunca pierdas tus
sueños, ¡te regalo mi sombreo!, contale
un día a tus hijos, y también a tus nietos, decile que tiene guardado un
tranvía adentro. Para eso estamos los abuelos, para jugar con los nietos,
contarles lindas historias .Esta ventaja tenemos los viejos “a esta edad nos
sobra el tiempo”.
.
Las cosas no desaparecen Matías, sólo
duermen, esperan que las despiertes con la emoción del recuerdo…Vení, ponete el
sombrero, cerrá los ojos, juguemos, que yo te contaré un cuento con historias
de tranvías.
.
María Marta Spindler
.
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Del libro
“Lago Del Bosque”
Cuento
premiado por el Club de Leones Buenos Aires Liniers,
en el concurso
“Entre trenes y tranvías”.
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